Llegó el 2023, y lo soñamos como un año de prosperidad. Para lograrlo tenemos que trabajar unidos dejando atrás el individualismo que tanto daño ha hecho a nuestro país. Las palabras del Papa Francisco en su mensaje con motivo de las 56 Jornada Mundial de la Paz, nos ayudan a lograr esta meta cuando nos dice:  aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento, estamos llamados a mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, guía nuestro camino.

También nos recuerda que en nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y generan violencia e incluso guerras.

Mirando el incremento de la violencia se hace urgente meditar lo que nos dice el Sucesor de Pedro en este mensaje y buscar cuáles de estas causas son las que nos están llevando a este desasosiego social. No podemos continuar así. La clase política en este aspecto tiene una gran responsabilidad, porque no ha estado a la altura de las justas aspiraciones de la población, y en muchos casos con su conducta ha perpetuado el estado de pobreza de tantos seres humanos.

Esperamos que en este 2023 quede atrás la indiferencia frente a los empobrecidos. Que la honestidad esté presente en todos nuestros actos, y comprendamos que la paz sólo es posible cuando actuamos apegados a la justicia en el plano personal y comunitario.

¡Feliz Año Nuevo!

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