Navidad … ¡Ha nacido el Redentor!

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Felizmente ya se siente

este cambio de estación 

una alegre invitación 

la que recibo sonriente,

pues esperaba impaciente 

con infantil ansiedad

en mi eterna ingenuidad

como cualquier simple niño

que recibe con cariño

la soñada Navidad.

Se hace más corto el día 

y acogedora la noche 

en un estelar derroche

de luminosa osadía

enmarcada en melodía

con coros y villancicos

de pastores y borricos 

porque es el tiempo de Adviento

que prepara el Nacimiento

del Rey de grandes y chicos.

Son los aires navideños:

se colocan arbolitos

con sus muchos bombillitos 

que encantan a los pequeños,

a los que encienden sus sueños

de los ansiados juguetes

en adornados paquetes

o en sencillas envolturas

¡serán felices criaturas

trepadas en patinetes! 

Y el Veinticuatro reunidos

para compartir la cena 

celebrando Nochebuena 

con corazones henchidos 

en un coro de latidos

bajo una sola luz

con la señal de la cruz

y ¡que el mundo lo celebre!

pues nacerá en un pesebre

el niñito que es Jesús.-

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