MÁS SOBRE MONSEÑOR LINO ZANINI Y SU MEMORABLE MISIÓN EN NUESTRO PAIS.

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Por: Reynaldo R. Espinal

rr.espinal@ce.pucmm.edu.do

A lo sumo, en su discurso, en su discurso de rigor con motivo de la presentación de Cartas Credenciales ante Trujillo, Zanini llegaría a afirmar lo siguiente:

“Estoy seguro de que lo mismo que hasta hoy, así también en el  futuro —un futuro de serenidad y de paz— este noble país sacará de  esa fuente inextinguible fuerzas y empuje para un progreso cada día  mayor. Progreso en su sentido pleno, progreso espiritual y también  material en orden a un bienestar individual y general que sólo cabe  cuando está basado y realizado según los principios de la ley divina  y de la moral cristiana”.

Es decir, en ningún momento frase alguna que pudiera entenderse como lisonja al tirano.

El 3 de noviembre de 1959 fue recibido por las autoridades eclesiásticas y el clero nacional en la Iglesia Catedral en ocasión de presentar  la carta del Cardenal Secretario de Estado que le acreditaba como  enviado de la Santa Sede.  Es probable que muchos no captaran el alcance sutil de su mensaje dirigido a la juventud y exaltando nuestro espíritu de libertad, en  momentos en que los jóvenes expedicionarios de junio de 1959 habían  muerto sacrificados por el régimen:

“Por los altos valores del espíritu llegó a nacer la República  Dominicana. En ellos se formaron las juventudes que reivindicaron  y realizaron la autonomía de su patria. Lo recuerda el símbolo de  la cruz sobre la Bandera, y el Libro de los  Evangelios en el Escudo  de la República. Cruz y Evangelio: símbolos bien elocuentes que completan el lema del Escudo: Dios, Patria y Libertad”.

Resulta imposible no entender este párrafo en el contexto en que el mismo fue pronunciado. Hacía apenas menos de cinco meses que había llegado al país la expedición de 14 de junio, integrada especialmente por jóvenes de nacionalidad dominicana y de otras latitudes de América, que inmolaron sus vidas en defensa de nuestra libertad.

El historiador Bernardo Vega consigna en unos de sus textos las  relevaciones que le hiciera el entonces Ministro Consejero Dearborn102, quien a la sazón se encontraba a cargo de la misión diplomática norteamericana en el país, relativas a la impresión causada por Zanini desde  los primeros momentos de su llegada.

“Zanini impactó dramáticamente con su presencia en su primer  Tedéum. Las relaciones entre Trujillo y el Nuncio comenzaron a  deteriorarse cuando el primero le pidió que pronunciarse un discurso el día de la inauguración del Aeropuerto de Punta Caucedo. Inicialmente rehusó, alegando que no era una ocasión propicia para  un discurso de un Nuncio, pero fue presionado y aceptó. La Cancillería luego pidió ver el texto de su discurso, lo que le molestó, pero  lo envió. La Cancillería entonces le pidió que incluyera alabanzas al Generalísimo, lo que le molestó aún más, y tan sólo incluyó una  débil referencia. Desde entonces, las relaciones empeoraron”.

Consta también que a inicios de diciembre de 1959 el entonces  Embajador de Francia en el país quiso agasajarle con una cena en su  doble condición de representante papal y Decano del Cuerpo Diplomático, pedimento que declinó ya que “no quería, en ese momento,  aparecer junto a altos funcionarios dominicanos”.

El 11 de diciembre de 1959 impartió la bendición en la inauguración del Aeropuerto Internacional de Punta Caucedo, pocos días después denominado Aeropuerto “Trujillo”, pronunciando en la ocasión  palabras de honda sutileza diplomática:

La convivencia humana y el orden internacional han de recibir su  mayor impulso de una multiforme lucha, orientada por convicción  de los miembros de la Comunidad, hacia el Bien Común, gracias  también a estas obras destinadas a transformarse milagrosamente en  cita de pacíficos cambios”.

Estos y muchos otros gestos diplomáticos de gran significación, nos hablan de este gran nuncio papal que desairó a Trujillo y defendió con dignidad insobornable los fueros de la Iglesia y la dignidad humana en aquellas horas tormentosas del ocaso de la tiranía. Su nombre ha de perdurar por siempre en el recuerdo agradecido de todos los buenos dominicanos. 

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