Como lugar preferido

yo pienso en Jarabacoa 

y hacia allí puse la proa

e inicié mi recorrido, 

un trayecto entretenido 

así es su carretera 

al pie de verde ladera

un empinado camino

nos conduce hasta el destino

en la misma cordillera.

Al transcurrir nuestro viaje

en el trayecto disfruto 

el más hermoso tributo 

que a la vista es el paisaje

los mil verdes del follaje

que da la naturaleza 

y danzan en mi cabeza 

cual sonora sinfonía 

donde todo es armonía 

de indescriptible belleza.

A la vera de la vía 

y a veces en ambos lados

vendedores colocados 

exhiben su mercancía 

que a los ojos extasía:

flores de intensos colores

y frutas de mil sabores

las que son de temporada

una que otra almibarada

con exquisitos olores.

Y ¿qué decir de su gente?

¡Insuperable su trato!

muchísimo más que grato:

es sincero y deferente

servicial y consecuente 

como son en esa Sierra

y en esta frase se encierra

lo que con ellos compartes:

“Dios está en todas partes

pero duerme en esta tierra”.-