Hoy nos hemos congregado en esta Catedral N. Sra de Regla, para, por un lado, agradecer a Dios, el don de la vida y el Ministerio de nuestro muy querido Príamo Perícles Tejeda Rosario, obispo emérito de esta diócesis, y por otro lado, despedir al Pastor, al amigo y al hermano.

Al momento de su partida, Mons Príamo, contaba con 90 años de edad, 58 años de sacerdocio y de 49 como obispo.

En sus noventa años de vida, y 58 de sacerdote, procuró ser un Pastor cercano, humano y solidario de aquéllas causas que parecían imposibles. Preocupado por la atención a la niñez, fundó el Centro infantil Dr Rafael A. Miranda, frente al Hospital Luis E. Aybar (Morgan en la Capital), Trabajó en Caritas Nacional. Puso especial interés por los pacientes de sida, cuando aún era un estigma acercarse a personas con esta condición; en ellos descubrió el rostro de Cristo sufriente, y a estas personas abandonadas, procuró darle la asistencia espiritual y corporal necesarias. Fue el tercer obispo director de Cedail, una institución de la Conferencia del Episcopado Dominicano, para dar un servicio y asesoría a aquellos que no podían costear el pago de un profesional del derecho y de otros servicios profesionales.

Incansable en su afán pastoral, le llevó a procurar recursos económicos y humanos que su diócesis requería, de tal forma que no perdía oportunidad para proponer, a sacerdote y religiosos, ir a evangelizar, pues sabía que a “eso había venido, a eso me envió el Padre por su Hijo y tengo que cumplir la misión que me encomendó.”

La Diócesis recuerda sus buenas obras, sus dotes de servidor, fiel, leal, incondicional. Los grandes hombres se distinguen por sus frutos y por las huellas que dejan antes de partir hacia la eternidad. Además de las obras mencionadas

procuró con ahínco la fundación del Monasterio de Carmelitas Descalzas, en Baní, sede de la diócesis,  y que viniesen congregaciones masculinas y femeninas a esta diócesis. Creó el Seminario Menor, fue el artífice de la erección de varias parroquias, Propulsor de la Pastoral Vocacional. Defensor y protector de los pobres, siempre atento a escuchar, educado caballero, amigo fiel, respetuoso, con gran sentido de su vocación sacerdotal. En otras palabras, nos dio ejemplo de entrega, trabajo, sencillez y humildad, sobre todo, cuando de servicio al pobre se trataba.

Gracias a todos, por su acogida, aprecio y cariño a Mons Príamo, en esta diócesis que tanto amó y en la que quiso que reposen sus cenizas. Gracias a S.E.R Mons. Francisco Ozoria, Arzobispo de Santo Domingo, por su cálida y fraternal acogida en la casa Arzobispal, a Mons. Lorenzo Vargas y al Padre Abrahán Apolinario por su cercanía a Mons Príamo. Gracias a todos los que le cuidaron en estos últimos años, a los que le visitaron: Gracias de corazón.

En este momento en que lloramos su partida, suplicamos al Dios de la vida, que le conceda la paz por siempre, recompense sus afanes y fatigas en el ministerio.

Que Jesús Buen Pastor, y su Madre María, bajo la advocación de NS de Regla te conduzcan hasta la presencia de nuestro Dios que es Amor, el amor más grande, te acoja, te dé la paz y el descanso eterno,

Descansa en paz, descansa en el Señor, él te reciba en sus amorosas manos.

La misa fue celebrada el pasado 24 de mayo, en la Catedral Nuestra Sra de Regla, en Baní.