Ivonne Eliza García Castaño

Hermanos de Emaús del oriente cubano demuestran una vez más que nada puede apagar la alegría de Jesucristo Resucitado.

El sábado 14 de enero se reunieron en la parroquia, los que pertenecían  a    Guisa, Jiguaní, Contramaestre, Baire y Manzanillo, se reunieron en la parroquia San José (Guisa) de la Diócesis de Bayamo-Manzanillo 

Allí mostraron cómo a pesar de la desesperanza y desilusión que tienen muchos de los cubanos en su andar diario se puede compartir desde lo más profundo que vive en nuestros corazones. También comprender que lo que nos une es más fuerte que cualquier diferencia.

El Jardín Botánico, lugar del encuentro, nos recibió con un clima frío desde tempranas horas de la mañana. Este lugar fue testigo de las oraciones dirigidas a Nuestro Padre amado con la confianza plena de sabernos hijos. Entre canciones, juegos y dinámicas se estrecharon los lazos de la hermandad llenando de risas y alegría el lugar y nuestros corazones; entrando así todos en el calor que mana del amor de Jesús.

El padre Juan Morillo, sacerdote dominicano nos habló de la importancia de vivir la alegría a pesar de los momentos de tristezas profundas, tema muy enraizado en la realidad cubana y ejemplificado con cuatro etapas presentes en el texto que guía el camino de Emaús: Lc. 24, 13-35, donde se pasa desde la profunda tristeza de perder al Mesías al inmenso gozo de reconocerlo en el compartir.

Y para que fuera un día totalmente bendecido finalizamos con la Eucaristía presidida por Monseñor Álvaro Beyra, Obispo de la Diócesis de Bayamo- Manzanillo y concelebrada por el padre Juan Morillo, párroco de San José de Guisa, y hermano de Emaús. Monseñor Álvaro habló de la necesidad de mantener una Iglesia viva, comprometida con la realidad y al servicio del prójimo.

 Junto a las ofrendas de pan y vino se llevaron signos de la hermandad de Emaús y de la tierra que nos acogió, entre canciones y oraciones compartimos todas las gracias donadas por nuestro Padre.

Al final de la celebración eucarística dos hermanos, procedentes de Baire, la Parroquia madre de Emaús en el oriente cubano, obsequiaron a Monseñor Álvaro y al padre Juan un cartel mostrando la importancia de que los hermanos de Emaús vivan la alegría del Resucitado en el servicio a su parroquia.

Sin querer separarnos después de este día vivido a plenitud regresamos a nuestros pueblos para continuar afirmando que: “Jesucristo ha Resucitado.”

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