El Arcángel San Miguel y los Ángeles existen

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La existencia de los ángeles, incluido el Arcángel san Miguel, es principalmente un artículo de la fe. Solo los creyentes saben sin ninguna duda que san Miguel y  los ángeles existen. El problema es que la fe no tiene las “herramien­tas” necesarias ni los medios adecuados, para comunicar esta verdad, de que los ángeles existen. Sin embargo, la teología no se da por vencida. La teología occidental, especialmente la escolástica, ha hecho mucho en este sentido. Se emprendió la tarea de desarro­llar un argumento racional a favor de la existencia de los ángeles. ¿Cuáles fueron los efectos de estos esfuerzos? ¿Ha tenido éxito?

Santo Tomás de Aquino fue uno de los principales “arquitectos” de la racionalización de la existencia de los ángeles. Incluso, habló de la “necesidad” de su existencia, basado en la lógica de la necesidad simultánea de la existencia de los seres celestiales.

En su razonamiento partió del concepto del ordo, es decir, de un orden, una disposición y jerarquía específicos. Enseñó que Dios, al crear el mundo, ordenó el caos e introdujo el orden de Dios en la creación (unitas ordinis). De ahora en adelante, no es el ruido, sino el orden, que gobierna el mundo, tanto visible como invisible, material y espiritual. Por lo tanto, en todo el mundo creado no hay coincidencia ciega, porque todo lo que salió de la mano del Creador está ordenado jerárquicamente y al mismo tiempo dirigido hacia Dios, porque en Él se encuentra la fuente de la vida y su cumplimiento final.

En el esquema jerárquico del cosmos, enseñó santo Tomás: hay Dios y el hombre; Dios no es hombre y el hombre no es Dios. Gra­cias al “alma”, el hombre está por encima de la creación, está cerca de Dios, pero, al mismo tiempo, por ser carnal, no es Dios, sino un ser distante de Él. Por lo tanto, existe una necesidad de seres in­termedios que conectan el mundo humano, lo material con lo espiritual, un mundo divino y perfecto.

Santo Tomás vio que la necesidad de la perfección y de lo inmaterial en cierto sentido imitaría la inmaterialidad de Dios. Y en el sistema jerárquico del cosmos hay una necesidad de un ser creado y al mismo tiempo inmaterial, por­que en su ausencia la armonía, el orden y la belleza del mundo esta­rían incompletos y el mundo cojo. Por lo tanto, los ángeles cumplen la tarea de “reconciliar” a Dios y las personas. Por eso, santo Tomás consideraba a los ángeles como la más alta expresión del mundo creado. Sin ellos el mundo estaría sin cabeza (Hogon de San Víctor).

Así es como santo Tomás argumentó la existencia de los ángeles, refiriéndose a los argumentos de carácter racional. Su existencia ayuda por el orden de la creación: por un lado, en el ordo del mundo que es la razón de su existencia, y por otro lado, los ángeles, son los garantes de su existencia. Sin la creación de los ángeles, no habría  nada que hacer. Por tanto, quien estudie el orden del universo, quien estudie los movimientos de los planetas con regularidad, descubre las leyes que aún existen en el cosmos. Y este –escribió el gran escolástico– no debería, de hecho, no puede cuestionar la existencia de los ángeles. Son un elemento indispensable de este orden. Son el garante de su existencia y la garantía de la belleza del universo.

No todo el mundo estuvo de acuerdo con santo Tomás. Aunque fueron lógicos su razonamiento y argumentos, pero no todo el mun­do estaba convencido. Como re­sultado de esta realidad, la existencia de los ángeles permaneció en el área de la verdad de la fe.

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