En el plan de creación de Dios, no sólo los ángeles sino también las personas ocupan un lugar destacado. Como hombre, no nací por accidente, Dios “me concibió y me propuso” y me puso bajo la protección de los Ángeles. Es la voluntad de Dios que los Ángeles se vuelven muy cercanos y amigables con nosotros, las personas. El Hermano Carlo Carretto, monje de la Fraternidad de los Hermanitos de Jesús, de la familia Carlos de Foucauld y al mismo tiempo el autor de muchos y excelentes libros de contenido religioso, escribe sobre la gran dignidad de las personas bajo la protección de los ángeles, de manera poética, sencilla y profunda.

“Dios me creó primero como un fragmento de estrella y me dio vida, luego me hizo flor y aún micro, derramó sobre mí la conciencia y me hizo amar. Creo en la evolución de la capacidad creativa de Dios, y me gusta pensar que Dios tomó material de la roca para hacer mi cuerpo y formas de las flores para unir mis células nerviosas. Sin embargo, cuando pienso en mi conciencia, él buscó el modelo en sí mismo, en su vida trinitaria, y me creó a su imagen y semejanza, como comunidad, libertad, vida eterna. Todo esto significa concebir un hijo, porque el hijo es la vida del Padre, hay comunicación para poder comunicarse con el Padre. Hay muchas imágenes en el cosmos visible y en el cielo invisible, pero todas son expresiones del único plan de Dios para hacerme un hijo. Un hijo que tiene Su vida para vivir eternamente, Su libertad para ser feliz, Su facilidad para comunicarme, para poder ser como Él en el amor” (compare- Amor silencioso, Wroclaw 2003,).

Considerando esta gran dignidad humana, san Bernardo de Claraval (Bernard de Clairvaux) (1090 – 1153), destacado predicador y místico cisterciense que difundió con celo el culto a los ángeles destaca que, aunque las tareas de los ángeles son numerosas, las principales son la defensa y el cuidado de las personas. Por eso van constantemente tras el hombre paso a paso, y sus manos invisibles lo protegen, lo ayudan, lo fortalecen y lo levantan. San Bernardo advierte dos frutos peculiares de esta acción angelical: recordar constantemente a las personas que su vida terrenal es una prueba que tendrá fin, y consolar a las personas que por sus pruebas y sufrimientos terrenales les espera la gloria eterna (“Quis hábitat”, Sermones in Psalmum). En la enseñanza sobre los ángeles, san Bernardo dice, que son seres personales, inmortales, espíritus poderosos, gloriosos y afortunados. Poseen un intelecto claro y una voluntad enfocada al bien. Hay consentimiento y amor entre ellos. Están hechos para adorar a Dios para siempre y servirle fielmente. Los ángeles están divididos por los coros angelicales, según la dignidad que poseen (De Consideratione, V 4,7).

Padre Jan Jimmy Drabczak CSMA

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