Por: Isabel Valerio Lora, MSc.                        Email:isabelvlora@gmail.com

“En todo momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres y en las cuales se orientan mejor con menos luces”. Gabriel García Márquez.

La endometriosis es una enfermedad caracterizada por la presencia de tejido similar al endometrio (el revestimiento del útero) fuera del útero. Provoca una reacción inflamatoria crónica que puede dar lugar a la formación de tejido cicatricial (adherencias, fibrosis) dentro de la pelvis y otras partes del cuerpo. Se han descrito varios tipos de lesiones (OMS, 2018).

La endometriosis es una enfermedad compleja que afecta a mujeres de todo el mundo, desde el inicio de la primera menstruación (menarquia) hasta la menopausia, independientemente de su origen étnico o condición social. Se cree que el origen exacto de la endometriosis es multifactorial.

Análisis de los diferentes aspectos psicológicos asociados a endometriosis (Quintero et al., 2017):

  • El dolor pélvico crónico tiene como consecuencia emocional la ansiedad y la depresión.
  • La disparéunia produce reducción de la actividad sexual y tiene un impacto negativo en la afectividad de la mujer.
  • La desregulación del eje Hipotalamico Pituitario Adrenal tiene como consecuencia infertilidad, produce alteración en la  relación de pareja, frustración, desesperanza y baja autoestima.
  • El dolor y somatizaciones  afecta el bienestar emocional  y produce sensación de falta de control, depresión, mayor percepción del dolor.
  • La baja comprensión médica y social afecta la interacción social  provocando frustración, rabia, sensación de soledad, baja autoestima y agresividad.
  • Las licencias por cirugías y visitas al médico afectan el ámbito social y laboral, provocando una sensación de castastrofización, depresión y alteran la  percepción del dolor.
  • Desde el punto de vista psicológico, las pacientes con endometriosis son tratadas con la terapia cognitivo conductual, utilizando las siguientes técnicas:
  • Psicoeducación.
  • Entrenamiento en respiración y relajación
  • Manejo de la atención: Relación de los procesos atencionales con la percepción del dolor. Entrenamiento en focalizar y redireccionar la atención hacia estímulos externos, propioceptivos o hacia imágenes mentales específicas.
  • Reestructuración cognitiva: Trabajar las distorsiones cognitivas que alteran la interpretación de la realidad. Solución de problemas.
  • Manejo de emociones y asertividad. 
  • Planificación y Organización del tiempo: Identificación y puesta en marcha de actividades reforzantes, ejercicio físico, higiene postural y sueño: pautas para reducir el dolor.

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