Me fascina ver los nacimientos decorados con los ángeles, que tocan, cantan.  Me fascina escuchar los villancicos y conciertos navideños.  En cada iglesia los nacimientos están hechos con gran anticipación. En Europa hay lugares donde son movibles y tantos otros detalles, que es imposible de escribir todos.  ¿Y por qué tanto afán?  Pues va a nacer el Salvador. Por otro lado, para sacar y dar vida a lo que es solo una tradición.  Pienso de rol del Salvador y de la existencia de los Ángeles. Tienen su misión.

Y aunque la venida de Cristo como único Salvador, según San Pablo, debería poner fin al ministerio de los ángeles, en realidad los ángeles se quedaron y sirven a Cristo.  También en torno de nacimiento de Jesús. Son las manos de la Providencia de Dios.

Si Dios es perfecto y decidió usarlos como mensajeros en su obra salvadora deben ser muy importantes. Les confió cuidar la tierra, cuidar al pueblo de Israel, a la Iglesia y a cada uno de nosotros.  Aunque cuando parezca que el mal domina el mundo y el pecado no cesa de expandirse, ellos siguen con el mensaje de la paz. Son testigos de la obra de Dios, por lo tanto, saben muy bien como son las cosas. Así tranquilo cantan, gozan, anunciando la Buena Nueva a María, inspirando a José, etc. Sus mensajes son adecuados, siempre al lugar, no se adelantan ni se quedan atrás, siempre están al lado y actúan en el momento exacto.

Así que, no solamente el pueblo de Israel esperaba el nacimiento de Jesús, también los ángeles y nosotros los contemporáneos. Después de lo que pasó en el paraíso, los que quedaron, teniendo su perfecto conocimiento y claridad de las cosas, no se rebelaron en contra de Dios a diferencia de lo que muchas veces hacen los seres humanos, dejando a Dios a un lado. Los Ángeles saben perfectamente que solo de Él y por Él llegará la paz al mundo y al cosmos.

En esta época cibernética, época del hipermodernismo, se pensaba que las guerras eran algo del pasado y quedaron en el olvido de los libros históricos, además, muchos han afirmado que Dios ha muerto, que creer en Él es ser atrasado, poco educado y que la religión limita al hombre. Esto debido al mal entendido del concepto de libertad, que muchas veces se confunde con libertinaje. De repente renace una gran amenaza de guerra a nivel mundial, gran amenaza de exterminio humano, tomando en cuenta el potencial del armamento nuclear. No obstante, también renace el deseo de creer en Dios que trae la paz. 

Según el Evangelio de san Juan del veinticinco de diciembre, que es un texto sobre la Palabra, encontramos ahí los designios de Dios, su modo de pesar y su voluntad como remedio para alcanzar la paz que concuerda con lo que anuncian los ángeles. ¡Dios es nuestro Padre y él siempre tiene la última palabra! Su canto es la más elevada expresión de oración. Como dice un viejo proverbio: ¨quién canta, ora dos veces¨.  

Alabemos al Señor con los Ángeles, pidiendo la paz en Ucrania y todos los países del mundo. Si tan solo siguiéramos Sus palabras escritas en Sagrada Escritura como nuestro guía, sentido y fin de la vida, siempre habría la paz.  Sabiduría angelical es perfecta, porque ven a Dios cara a cara.  No perdamos este detalle de nuestra vista y meditemos la frase que cantaron: ¡Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra para todos los que Dios ama!

Hermanos, soy un sacerdote miguelita, de la Congregación de san Miguel Arcángel, príncipe de las tropas angelicales, pues creo en los Ángeles. Arcángel san Miguel son sus tropas, además de ser el patrón de Ucrania, nos enseñan como alabar a Dios con el grito: ̈Quién como Dios¨. Él es muy poderoso, pues expulsó a lucifer del paraíso. Su grito es una alabanza a Dios, es una expresión que nos recuerda que Dios debe estar en primer lugar de mi vida. La realidad el contorno de esta navidad me inspiró a alabar a Dios con los ángeles. Asumiendo la vida de Jesús como nuestra, y meditando la acción de los ángeles, seremos inspirados más en búsqueda de una verdadera paz. Pidamos a los Ángeles, que nos ayuden a conseguirla y poder cantar con ellos:  Noche de Paz.

¡Feliz Navidad!

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